Cuando William Shakespeare escribía en la época isabelina, dos tipos de estilos dramáticos se fusionaron para dar lugar a una nueva ola en el teatro de la época.
Antes de que sucediera esto, los teatros de Londres ofrecían básicamente obras relacionadas con la moralidad de los Tudor y otras obras más centradas en el drama de la Roma clásica.
Shakespeare fue un innovador en su época y se percató de que la audiencia de la época isabelina estaba cambiando y quería algo diferente.
Así que decidió investigar a fondo ambos estilos de escritura, añadir algo de su propia cosecha y genialidad, para crear un nuevo estilo de teatro que era justamente lo que ambas audiencias estaban demandando.
Se podría decir que los nuevos teatros comerciales necesitaban una renovación y que Shakespeare supo hallar la forma de llenar ese vacío existente y darle al público lo que quería.
Tabla de contenidos
Pero ¿qué tiene todo esto que ver con el blogging?
La verdad es que podríamos decir que la visión de Shakespeare respecto al teatro se podría asemejar bastante a lo que sería un blogger de hoy en día.
Como bloggers, normalmente bebemos directamente de las fuentes y estilos tradicionales de escritura, como puede ser el periodismo, las novelas, el copywriting, etc. para crear contenidos novedosos y originales que resulten de interés para los seguidores de un blog.
Dejamos que nuestra personalidad se impregne en cada artículo que escribimos, de igual forma que Shakespeare lo hacía con su novedoso estilo de escritura. Y de igual forma que el público de la época isabelina empezó a reclamar nuevos autores y nuevas historias, las audiencias del siglo XXI en internet también buscan que el contenido sea presentando de diferentes formas.
Si te fijas, prácticamente cualquier tipo de publicación tradicional como periódicos o revistas (también páginas de empresas tradicionales) han ido incorporando blogs a sus páginas webs. La razón es bien simple: es algo que los lectores estaban pidiendo.
Shakespeare era conocido por “tomar prestadas” ideas y ser influenciado por otros de sus contemporáneos como Marlowe y Jonson. Fue su desprecio hacia determinados elementos de la sociedad lo que hizo que se renovaran los estilos de escritura, llegando a la sátira del periodo Jacobino.
De la misma forma que los bloggers de hoy en día invitan a comentar y discutir sobre los artículos que publican, lo mismo sucedía en la época de Shakespeare.
Conoce cuál es tu audiencia
La verdad es que Shakespeare tenía un público bastante difícil para el que escribir sus obras.
En el foso del teatro estaban las personas que eran semianalfabetas, que posiblemente habían llegado hasta el teatro buscando ver alguna pelea sangrienta de osos. Pero es que separado de la parte baja del teatro, se encontraba la aristocracia de Londres y muchas veces gente de la realeza.
Sin duda una mezcla bastante difícil de contentar y seguramente fue su genio a la hora de ofrecer entretenimiento a todo su público lo que lo convirtió en leyenda.
Por ejemplo, fíjate en Hamlet. Es toda una obra maestra de temática psicológica, pero que también contiene escenas muy divertidas y una escena final con más muerte y sangre que una película de Tarantino.
Es de vital importancia que conozcas cual es tu audiencia y si tienes diferentes tipos de lectores, saber escribir contenidos para satisfacerlos a todos será la clave que te lleve al éxito como blogger.
La colaboración es importante
Existen varias obras no atribuidas a Shakespeare que los académicos y entendidos piensan que fueron escritas gracias a su ayuda («La tragedia española» y «La segunda tragedia de la doncella» entre otras).
De igual forma, Shakespeare no escribió completamente todo su material. Muchas de las escenas cómicas de sus obras fueron improvisadas por sus actores.
Por lo tanto, siéntete libre de enseñar tus artículos a amigos y colegas. Que te den su opinión y que te aporten nuevas ideas que puedas incorporar a tus textos. Si Shakespeare lo hacía ¡tu también puedes!
Adapta tu estilo y no te encasilles
Shakespeare no escribía siempre de la misma manera. Incluso dentro de la misma obra, podía cambiar entre versos y prosa dependiendo de la escena o el personaje.
Piensa por un momento en tus propios artículos y en los contenidos que publicas en tu blog. De vez en cuando puede venir bien cambiar un poco el estilo para sorprender a tu audiencia. Sin ir más lejos, este mismo artículo que estás leyendo ahora es una buena prueba de eso.
También puedes alternar entre publicar contenidos en forma de artículos, con otros contenidos en forma de vídeos, audios o infografías.
Escribe algo que tu mismo usarías y utilizarías
No se si lo sabías, pero Shakespeare empezó su carrera como actor, no como escritor. Esa es una de las razones por las que era tan bueno a la hora de escribir esos diálogos que luego a los actores les encantaba interpretar.
Se podría decir que Shakespeare escribía teniendo en cuenta al usuario final. Escribía lo que un actor necesitaba para poder hacer su trabajo a la perfección, no únicamente lo que al escritor le sonaba bien en su cabeza.
Cuando escribes un blog es fácil caer en la tentación de escribir posts de relleno simplemente para tener contento a Google. Por lo tanto, es de vital importancia que tengas siempre en mente a las personas que van a leer tus artículos, para poder ofrecerles siempre la máxima calidad.
¿Estás escribiendo material que tu mismo usarías y que le gustaría leer a tu público?
Ser o no ser un buen blogger, esa es la cuestión
Por lo tanto, la próxima vez que te sientes delante de tu ordenador para escribir tu próximo artículo, prueba a tener en cuenta el contexto actual y qué es lo que los lectores realmente quieren leer.
Es posible que no tengas las habilidades de Shakespeare para escribir grandes obras, pero sí que puedes “tomar prestadas” sus ideas de innovación a la hora de escribir tus artículos.
Estoy seguro de que si Shakespeare viviera en nuestros días, seguramente tendría un blog.
